(Este artículo fue publicado en: El Antoniano. Revista científico cultural de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco. 2005. Año 15, N° 107, p. 48 – 52).
El título que hemos elegido para este ensayo
confunde a cualquier lector acostumbrado a la observación objetiva. Éste sabe
muy bien que ningún objeto posee personalidad y mucho menos manifiesta
comportamientos, pues ambas condiciones son inherentes y exclusivas del hombre. En esto último tienen razón, empero,
cada humano y su grupo elige la forma de ver el mundo, las cosas, a los demás y
a sus deidades.
Gabriel Marcel
(1889-1973), filósofo católico, dramaturgo y crítico francés, sostenía que los
individuos tan sólo pueden ser comprendidos en las situaciones específicas en
que se ven implicados y comprometidos. Marcel abogaba por una filosofía de lo
concreto que reconociera que la encarnación del sujeto en un cuerpo y la
situación histórica del individuo condicionan en esencia lo que se es en
realidad.
En este proceso
distinguió la reflexión primaria, que tiene que ver con los objetos
y las abstracciones, y la reflexión secundaria, que se ocupa de aquellos
aspectos de la existencia humana, como el cuerpo y la situación de cada
persona. La reflexión secundaria contempla los misterios y proporciona una
especie de verdad (filosófica, moral y religiosa) que no puede ser verificada
mediante procedimientos científicos, pero que es confirmada en tanto ilumina la
vida de cada uno. (Microsoft, 2001)
Queda claro entonces que los creyentes, previa
experimentación de poderes divinos específicos y de la presión social de su
grupo afín, construyen una variedad de misterios que le proporcionan verdad
religiosa, filosófica y moral. Pero las devotas y devotos de la Virgen Inmaculada
Concepción del Cusco no sólo construyen sus verdades, sino
que además, transfieren estas construcciones
a su deidad, iniciando de esta manera un diálogo recíproco entre éstos y
aquélla.
En ese sentido, ¿Qué comportamientos asume la Linda
de la Catedral? ¿Quiénes y por qué le atribuyen comportamientos a la Virgen Inmaculada
Concepción del Cusco?
Antes de responder, consideremos una breve
descripción de la celebración religiosa: Se festeja a la Virgen Inmaculada
Concepción en el Corpus Christi y el ocho de diciembre, su
día principal. También se realizan misas y pequeños agasajos el día de la
madre, el de comadres y el 25 de diciembre.
El sistema de mayordomías es el núcleo de la
organización festiva, así, se nombra una pareja de mayordomos para la fiesta
del Corpus Christi y otra para el ocho de diciembre; el grupo de devotas
permanentes está a cargo del festejo de las demás fechas conmemorativas.
Dentro de la fiesta, podemos diferenciar cuatro
momentos rituales: el proceso de hurk’as[1],
las misas, la procesión y la fiesta de recepción.
San Agustín de Hipona, en su controversia con el
monje romano-británico Pelagio sobre la naturaleza del pecado, aportó una idea
extraña a la Biblia: la noción de que la mancha del pecado se transmite de
generación en generación mediante el acto de la procreación (esta idea la tomó
del teólogo del siglo II, Tertuliano, quien en realidad acuñó la frase pecado
original)[2].
El Pecado Original, según la teología cristiana, alude a la maldad universal de
la especie humana, adscrita por la tradición al primer pecado cometido por
Adán. El término no se encuentra en la Biblia, los teólogos que defienden esta
doctrina argumentan que está muy influida por Pablo (Rom. 7), por Juan (1 Jn.
5,19) e incluso por el mismo Jesús (Lc. 11,13). (Microsoft, 2001).
La Iglesia católica oficial es la instancia
encargada de transmitir estos principios a la comunidad creyente y, para ayudar
en la tarea evangelizadora, auspicia la creación de imágenes que representen
sus doctrinas teológicas; en este marco surge la Virgen Inmaculada Concepción ,
quien representa la ausencia de Pecado Original en la Virgen María.
Celebramos hoy el misterio de la Inmaculada Concepción ,
María. Día de gracia, de esperanza, porque se produce la concepción inmaculada
de María [...] Sólo hay una mujer que triunfa definitivamente ante el
poder del demonio y de los demonios, y ésa única mujer a la que podemos llamar
verdaderamente grande y poderosa es la Virgen María ; para
ella sí es un día de triunfo, un día grande, un día de esperanza, de gracia de
Dios.
[...] Y allí está el demonio poderoso, con aires de
vencedor, queriendo clavar su daga en las almas de todos los hombres en el
momento de su concepción; quiso también clavar su daga en el corazón de María,
en el preciso momento en que Dios crea el alma de la Virgen María y lo va
hundiendo en los aires misteriosos de su fuego, pero en ese momento, cuando el
demonio tiene la daga del Pecado Original, se escucha una voz misteriosa que
dice: “va de retro, atrás Satanás”, palabras que solamente pueden pronunciar
los ángeles de Dios: “va de retro, atrás Satanás” [...] Y el demonio regresa al
infierno. Esta es la fiesta que celebramos hoy hermanos: el misterio de la Inmaculada Concepción.
Todos los hombres que vienen a este mundo, desde el
primer momento de su existencia, vienen con el Pecado Original, el demonio
clava el Pecado Original en el alma de todo ser viviente que viene a este
mundo, pero María, por ser la escogida para ser la madre de Dios, es preservada
por eso, por la gracia de Dios [...] Así pues, festejamos el triunfo de nuestra
Madre Inmaculada, la Linda de la Catedral. (Misa Principal realizada el ocho de
diciembre de 2001)
De acuerdo al discurso, la Virgen María es triunfadora,
grande y poderosa. En la Misa del año siguiente el Padre agregó
otras interpretaciones: María simbolizaba confianza, valentía (al
aceptar su destino como madre de Jesús) y el cariño que tienen los hombres
por su madre.
Consideramos que estas interpretaciones son
“agregados” que el clero contemporáneo construye para que el principio teológico
católico del Pecado Original impacte y se difunda entre las creyentes. Cabe
recordar que dichas interpretaciones están basadas en la Biblia.
Hasta aquí, la imagen de la Virgen Inmaculada
Concepción representa principalmente ausencia de Pecado
Original, grandeza, maternidad, valentía y fe. Veamos hasta qué punto estas
representaciones tienen impacto en el catolicismo popular.
El discurso teológico sobre la Virgen tiene impacto
mesurado en el catolicismo popular.[3]
Según Gonzáles (1987: 108-113), la Virgen María es considerada como la madre de
Dios, de Jesucristo; este hecho viene a ser la razón fundamental en que se
apoya la devoción del catolicismo popular, ya que por ser la madre de Dios
tiene poder para ayudarnos. Quizás esta “universalidad” sea una de las grandes
diferencias existentes entre María y los Santos: María tiene una función
universal, es madre de todos así como Jesucristo es salvador de todos, tiene,
por tanto, universalidad de poder y competencia, los santos sólo lo son para
con sus devotos. A partir de ello, el carácter universal de la Virgen se
manifiesta en su acción de protección y dispensación de favores hacia los
hombres. La actitud de la Virgen hacia los devotos parece derivarse de la
función de maternidad en la experiencia familiar: cuida, protege, nos conduce,
nos quiere, etc.
Es cierto que la Virgen Inmaculada
Concepción cumple su rol como madre universal, pero
consideremos que “los seres sagrados son categorizados por el poder que tienen
y lo que podríamos llamar la ‘especialidad’ de tal poder” (Gonzáles, 1987: 107)
Entonces ¿cuál es la especialidad de la Virgen Inmaculada
Concepción ? Notamos que la Linda tiene su “barriguita”, es
decir, fue representada gestando. Para las devotas y devotos, esta
característica física tiene mayor impacto e influencia en la construcción de
representaciones y en el otorgamiento de poderes específicos que el discurso
teológico del clero. Veamos:
Cuando una pareja de esposos agarra el cargo de la Virgen Inmaculada
Concepción , siempre llega un niño o niña a la familia:
[...] fue
realmente ya una cosa que lo hemos podido comprobar, porque nosotros recibimos
el cargo más o menos en el mes de abril me parece, y para ese entonces no se
tenía previsto el bebé, pero justamente para fines de mayo, cuando fuimos, ya
sabíamos que venía un bebe en camino [...] Y decíamos “mira qué coincidencia
¿no?, justo estamos tomando el cargo y justo está ya viniendo un bebé en
camino”, y nos dio mucha alegría, nosotros le pedimos a la Virgen bastante para
que sea una criatura sana, sin ningún problema, pero gracias a Dios, creo que
la Virgen su mano ha estado allí presente, la criatura nació muy bien, muy
sanita y estuvo presente pues en nuestro cargo, estuvo el bebé en brazos de
todos mientras estábamos festejando a la Virgen, entonces podemos pensar que
realmente es una manifestación del amor de la Virgen el regalo de una criatura
¿no?, que trae sobre todo alegría al hogar. (Elena Figueroa Andía, 34 años,
devota)[4]
La Virgen ayuda en el proceso de gestación y en el
parto:
A las mujeres embarazadas les
ayuda porque su imagen es, cuando la visten, es la única Virgencita
que tiene barriga y usted le pasa la mano por la barriguita y en su barriguita
está su bebé; [...] es la única que sale con barriguita y siempre la gente
joven que está embarazada siempre van a pasarle la manito y les ayuda en el
parto y siempre van, siempre se asoman; las señoras que se enferman [que no
pueden tener hijos] se asoman a la Virgen. (Hilda Delgado, 64 años, ex
mayordoma)
También recibe los deseos de las mujeres solteras,
“porque ella ha sido soltera pues, en lo que está es soltera, claro que es una
Virgencita que está gestando y siempre las solteras le piden promesas, son
devotas, dicen: ‘Virgencita yo necesito esto...” (Vilma Valdivia, 40 años, devota).
Mis hijas no
querían por nada casarse y ya tenían treinta años y Dios mío, yo decía, “cómo
me voy a quedar sin nietos”, tanto le pedía a la Virgen, que de un momento a
otro se casó mi hija mayor y después mi otra hija y ya tengo mis nietos y así
pues [...] por eso nosotros queremos mucho a la Virgen, la respetamos bastante
y siempre le hacemos su misa para el día de la madre y también en el día de las
comadres la festejamos (Ada Munarez, 43 años, ex mayordoma)
Entonces, la Linda representa maternidad y
concepción y se especializa en realizar milagros en estos campos.
El
comportamiento de La Linda.
Dos a tres días antes de las misas de novena, las
señoras Marina Gamio y Clara Garrido se encargan de vestir a la Virgen Inmaculada
Concepción. Mientras le cambian de ropa, ella “a veces se
pone triste, pero a veces alegre, sonriente, y nosotras dos, las que le
vestimos, le decimos: ‘¿De qué estás enojada mamá? ¿Qué cosa tienes mamacita?
Cuéntanos pues ¿te hemos hecho renegar? Nos tienes que perdonar, somos pues tus
hijas y las dos nomás estamos en la capilla pues”. (Clara Garrido, 75 años,
mayordoma fundadora)[5]
Inician este diálogo a partir de una observación
detallada del rostro de la Virgen, el cual ofrece, más que una gesticulación
identificable, un color de piel interpretable para las devotas. ¿Cuáles son
esas características faciales?
Cambia de
color su rostro; este año ha salido palidona ¿no?, yo la estaba viendo. Dicen
que cuando sale pálida va a ver problemas en la ciudad, que va a pasar algo;
este año pues ha salido palidonita; parece que estaría preocupada; otras veces
sale rosadita, alegre se le nota, parece un ser humano ¿no?, qué bonita que es la Virgen. Así es, yo
siempre he sabido eso, siempre, siempre, desde que he nacido. (Hilda Delgado,
64 años, ex mayordoma)
Según el color de su rostro, la Inmaculada Concepción puede estar alegre, triste, enojada
o preocupada; la preocupación es síntoma de mal augurio para los cusqueños, en
cambio, la alegría o la tristeza, como quiere dar a entender la señora Rebeca ,
dependen del espíritu festivo de la Virgen:
A veces está
alegre, chaposa, linda está la
Virgen. Y a veces cuando voy a la Misa, -siempre me rezo,
siempre no me olvido- está triste, pálida, así está la Virgen en su Altar; para
su fiesta sale chaposa, alegre sale la Virgen, no para su fiesta, sino para el
Corpus, no, también para su fiesta igual, siempre le veo linda a la Virgen, por
eso le dicen la Linda, porque es bonita. (Rebeca Béjar, 75 años, mayordoma
fundadora)
Sin embargo, no todas las devotas ven colores y
humores en el rostro de la Virgen, al contrario, la ven tal cual es, “Linda”;
aún así, aceptan las interpretaciones de las devotas más antiguas.
Las señoras
que le cambian su ropa le ven no sé qué maravillas a la Virgencita y yo ya no me
atrevo a mirarle su carita, porque a veces uno está “me toca esto, qué hago”
uno se pone en apuros ¿no? Ellas dicen: “Ay, la mamita”. Yo la verdad me rezo y
humildemente me salgo, pero ellas comentan al día siguiente que la mamita
estaba rosadita, estaba bien coloradita, estaba muy triste “Ay, algo va a ver”
o chispitas que se les da [...] ellas ven la fisonomía de la mamita, la verdad
no he podido contemplar, pero si he escuchado los comentarios de ellas, lo
hacen con una ternura, dicen “Uy, la mamita estaba feliz” y nosotras decimos
“que lindo”, de repente volteo y digo “¿Cómo está la mamita?” Y yo la veo igual
y ellas regresan y dicen “no, está sudando, la mamita está sudando, está
cansadita”. Todo le ven ellas, hay que escucharlas, porque son las pioneras,
saben de todo y hay que escucharlas... (Vilma Valdivia, 40 años, devota)
Asimismo, durante todos los momentos rituales
-hurk’a, misa, procesión y fiesta de recepción- la Linda asume comportamientos
específicos que son identificados también por todas las devotas y devotos:
Meses antes de empezar las festividades, los
mayordomos tienen la obligación de hurk’ar a sus familiares, amigos y a los
devotos. La Virgen, a través de la Demanda, los acompaña en esta tarea llevando
sus propios panes hurk’a (al pie de la Demanda se acomodan pancitos hurk’a).
Antes de entrar a la casa de los hurk’ados, los mayordomos dicen: “te está
visitando la Linda, Ella viene a pedirte que le apoyes para su fiesta”. El
anfitrión, emocionado, se santigua, agarra la Demanda y hace pasar a los
mayordomos e inician las transacciones rituales. Según los devotos, es la
Virgen quien hurk’a, ella inicia las alianzas e intercambia recíprocamente con
sus devotos y devotas.[6]
Así también, durante los primeros minutos de la
procesión, la Linda camina solemne al ritmo de la banda de músicos y al llegar
a la Compañía de Jesús se inclina tres veces para bendecir y ratificar a los
mayordomos entrantes. Finalmente, antes de llegar a la Catedral y entrar a su
Atrio, baila al ritmo de diana o huayno.
En la octava del Corpus Christi, la Linda recibe y
responde el saludo reverencial del Patrón San Jerónimo, quién se despide para
dirigirse a su Iglesia por la avenida Santa Catalina Angosta.[7]
En la fiesta de recepción, lugar donde el protocolo
de reconocimiento a los mayordomos y a sus invitados y donde se redistribuyen
todos los bienes rituales, la Demanda de la Linda permanece en un pequeño altar
o en la mesa principal de los mayordomos. En este espacio de algarabía, la
Virgen no baila, pero los devotos bailan y beben en honor a ella.
A partir de los testimonios recogidos, podemos
decir que La Linda, cuando está triste, preocupada o enojada se pone pálida;
cuando está alegre y fiestera se pone chaposa o rosadita; cuando está
cansada de “caminar” en la procesión, suda; cuando hurk’a inicia las
alianzas y condiciona el acto del intercambio; en la procesión pone
de manifiesto su alta posición ritual bendiciendo a los mayordomos,
saludando a sus iguales y bailando con sus devotos y; en la fiesta de recepción
observa y legitima la distribución de bienes y el espíritu
festivo de sus devotas y devotos, que por su puesto comparte.
¿Quiénes le transfieren comportamientos a la Virgen Inmaculada
Concepción del Cusco? ¿Cuáles son sus características
culturales y su posición en la estructura social y de poder? La estructura
social y de poder de la fiesta está conformada por tres grupos que se
diferencian por su condición social, sus funciones rituales y por el grado de
participación y compromiso en la festividad: Las devotas permanentes, quienes son las más antiguas y organizan la
fiesta y determinan los procedimientos rituales, en otras palabras, guardan la
tradición ritual; los devotos eventuales,
ellos participan de la fiesta porque son invitados por el grupo de devotas y
generalmente no asisten anualmente a los festejos, sin embargo, algunos son
elegidos mayordomos o cumplen funciones importantes dentro del ritual y; los cargadores de la Virgen, conformados
por devotos jóvenes y adultos que tienen la función de cargar el Anda de la
Virgen en las misas y durante las procesiones, mas no participan en los demás
episodios rituales.
Para la percepción general de la gente, tanto fuera
como dentro del grupo de devotas, las Lindas son sinónimo de estatus elevado,
concretamente son llamadas las “pitucas del Cusco”.[8]
[...] hay gente selecta ¿no? en
la Linda hay gente selecta, por eso a veces cuando yo estoy en otro grupo de
Almudena dicen “ahí están todas las pitucas de la Linda”, porque antes dicen
pues que siempre las personas, las trabajadoras del mercado ¿no? hacen ese
cargo –el de Almudena– pero a la Linda no, hacen las pitucas y por eso para ser
pitucas deberíamos estar bien organizadas, imagínate, no son pitucas las de
Belén pero están bien organizadas, son uniformadas. (Vilma Valdivia, 40 años,
devota)
En este último
cargo [Corpus Christi del 2003] no hubo banda [de músicos], sin banda ha pasado
la Virgen; hemos estado... ay, era para divertirse, son ocurrentes las señoras,
empiezan a conversar con la Virgen y le dicen “mira mamita, ya no tienes
banda ahora, al otro año ya no tendrás ni comida y vas a quedar muy mal”
[...] cualquier cosa le conversan, la cosa más graciosa, y se burlan de los
Mayordomos [...] Claro que le han estado criticando a la familia, generalmente
se estrellan con la familia: “¡Y cómo no se ha preocupado usted por conseguir
una banda, y del Ejército no ha venido pues, y por qué usted se ha confiado¡”.
(Hilda Delgado, 64 años, ex mayordoma)
Ser “pituca” no sólo es un compromiso, sino una
responsabilidad, en cierta forma “nobleza obliga”. Cuando el estilo no es
consecuente con los actos, las críticas pueden ser expectantes.
[...] Hay
muchas mujeres y pocos varones. Todas son pitucas, nuestras pitucas, ahora pues
han criticado “¿cómo pues hay tantas pitucas y por qué no han contratado la banda?”
(Clara Garrido, 75 años, mayordoma fundadora)
Desde luego que cualquiera puede adorar a la Virgen Inmaculada
Concepción , pero sólo algunos “califican” para ingresar a
ciertos espacios y participar en el sistema de mayordomías. Los criterios de
calificación tienen que ver con la situación económica, el grado de
instrucción, el aspecto físico y la trascendencia de los apellidos. La fe de
los cargadores no está en duda, pero su condición social determina sus
funciones y el acceso a espacios rituales preferenciales.
La posición jerárquica
dominante se apropia de la deidad y le otorga comportamientos, le transfiere
personalidad y le ofrece una posición social preferencial aparte de la sagrada. Cuanto
más se apropie un grupo de la imagen sagrada, más autoridad tiene para marcar
sus distinciones y consolidar sus preferencias en el ritual.
Para finalizar: Recordemos que la imagen es sagrada
para sus devotas, por ende, tiene facultades divinas que se manifiestan en
milagros, revelaciones y sueños.[10]
Esta característica le otorga a la imagen un estatus preferencial frente
a la condición humana. Otorgado dicho estatus, las devotas le confieren a la
Virgen comportamientos rituales preferenciales acordes a su investidura
(a través de ellos es posible dialogar respetuosa y recíprocamente con la
Linda), y éstos son el reflejo de las relaciones sociales y de la posición que
tienen las devotas en la estructura social y de poder.
Bibliografía.
Avendaño, Ángel. 1995. Diccionario Enciclopédico del Qosqo (Cusco: Municipalidad del
Qosqo)
Bourdieu, Pierre. 1999 (1994). Razones
prácticas. Sobre la teoría de la acción (Barcelona: Anagrama S.A.)
Delgado,
Manuel. 1993. “La religiosidad popular. En torno a un falso problema”, en Gazeta
de Antropología (Granada) N° 10. <http://www.ugr.es/~pwlac/G10_08Manuel_Delgado.html>
Gonzáles Martínez, José Luís. 1987. La religión
popular en el Perú. Informe y diagnóstico (Cusco: Instituto de Pastoral
Andina)
Microsoft. 2001. “Pecado Original”, en Enciclopedia Encarta.
[1] Según
Avendaño (1995: 416) hurk’a significa “echar semilla en la tierra” y
“compromiso para contribuir con algo material en la realización de una fiesta,
especialmente en las celebraciones patronales del pueblo o con ocasión de
festejar el aniversario del gremio o la cofradía”.
[2] Pelagio
hizo hincapié en la voluntad libre y el esfuerzo moral individual.
[3] Una interesante discusión sobre el término
de catolicismo popular se encuentra en el texto de Delgado, Manuel. 1993. “La
religiosidad popular. En torno a un falso problema”, en Gazeta de
Antropología (Granada) N° 10.
<http://www.ugr.es/~pwlac/G10_08Manuel_Delgado.html>
[4]
Las entrevistas fueron realizadas entre julio y diciembre de 2003 a personas que
participan anualmente en las fiestas del ocho de diciembre y del Corpus
Christi.
[5] Para la señora Rebeca Bejar , una de las fundadoras de la
mayordomía en los años setenta, las señoras Clara y Marina (promedio de 75
años) están bien conservadas, “será porque le cambian a la Virgen”, sentencia.
Podría decirse que la Virgen Inmaculada Concepción irradia su vitalidad
y juventud a sus devotas más cercanas y constantes.
[6] La
actitud de los anfitriones frente a la presencia de la Virgen dependerá si son
devotos de ella o no. Si son devotos recibirán a la Virgen con entusiasmo y
recogimiento; si no son devotos la recibirán con respeto y pondrán más atención
a los mayordomos, quienes son sus amigos y/o familiares.
[7]
Son los cargadores de la Virgen quienes tienen la ardua tarea de dar forma al
comportamiento ritual de la
Linda. Ojo , dar forma no quiere decir dar sentido.
Esto último es facultad del grupo dominante de la estructura social y de poder
de la fiesta.
[8]
Las devotas mayores y permanentes se autodenominan “las Lindas”, los devotos
mayores “los Lindos” y las devotas señoritas “las Linditas”. El rostro de la Virgen Inmaculada
Concepción es considerado el más lindo entre las Vírgenes, de
allí su sobrenombre “la Linda de la Catedral”. El rostro
“fino” de la Virgen y su posterior apropiación por parte de los devotos y
devotas implica, aparte de una fuerte identificación, proyectar una posición
social definida por comportamientos
diferenciados y diferenciadores.
[9]
Entrevista a Carmen Escalante y Ricardo Valderrama, ocho de agosto de 2003.