Una Feria te da la oportunidad de experimentar emociones propias, aunque el marco sea una oferta unívoca de libros y arte. Este fue mi caso en la tercera edición de la Feria Internacional del Libro, organizada por la Dirección Desconcentrada de Cultura del Cusco.
Cuando llegué, mi primera impresión fue ¡¿Esto es un garaje!? Pero la bulla del gentío en los pasadizos y el movimiento en los auditorios me ubicó otra vez en el escenario de una feria. Todo sea por los libros, dije. Al final de cuentas, nunca, en ningún episodio de la historia, un libro se ha quejado de la forma en que termina en manos de su lector. Por ello, incluso, sus propios autores callan. En resumidas cuentas, el reto de un libro es convertirse en “tinta indeleble”, es decir, lograr su trascendencia en el tiempo, como el Quijote, de Cervantes, con más de 400 años de vigencia en la lengua castellana.
En definitiva, los libros se apropian de cualquier escenario en donde haya un lector interesado. En la FIL Cusco 2016, la ambientación era perfecta. Se podía caminar con holgura y entrar en los amplios stand sin remordimiento de incomodar a otros. Por un mágico no sé qué, libros y gente habían convenido en transformar el estacionamiento del Real Plaza en una pasarela de arte y conocimiento. Me pareció estupendo.
Sin embargo, aún tenía un bicho incómodo. Quiero decir que, como muchos de por aquí y por allá, tengo algo qué decir, un libro qué presentar, un comentario o una simple opinión para ofrecer, pero no recibí el halago de ser invitado por los organizadores. Pero al ver en los pasillos a otros colegas, escritores, poetas, artistas, intelectuales –lectores al fin y al cabo-, que tampoco habían tenido el privilegio de subir a los estrados y encender el micrófono, entendí que mi ego me estaba pintando una ilusión quijotesca tan llana y simple como las que suele creer Sancho. No tenía que ser invitado para estar allí y disfrutar de las actividades. No perdí el ánimo y de inmediato tomé posesión del lugar. Recorrí todos los estand, entré a un par de conferencias e incluso un amigo y yo empezamos a regalar libros a los transeúntes sin más ánimo y motivación que el hecho de regalar. Con decirles que ya estamos planificando cosas para la cuarta edición de la FIL Cusco, sea donde fuere. ¡Todo sea por el pasatiempo de leer! ¡Todo sea por los libros! Adelante.
Fue todo un éxito la III Feria del Libro en Cusco, es cierto los libros se apropian de cualquier escenario donde haya un lector interesado sea abierto o cerrado. Cusco lamentablemente no tiene equipamiento urbano para desarrollar un evento de esta magnitud, inmuebles históricos serian un alto riesgo por la cantidad de afluencia y espacios abiertos en Cusco no garantiza el tiempo cambiante de Cusco. Attentamente: Roel Apaza
ResponderEliminarCon que se cambie de lugar y la convocatoria sea más participativa bastará para dejar atrás los errores y las críticas. siempre y cuando haya voluntad de escuchar.
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