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Mostrando entradas de 2020

La festividad de la Virgen Inmaculada Concepción durante la pandemia COVID-19

Relato.-  Hoy es martes 08 de diciembre de 2020 y festejamos a la Virgen Inmaculada Concepción del Cusco, “La Linda de la Catedral”, Patrona del Arzobispado del Cusco. Con cariño la llamamos “La Lindita”. Es tan hermosa. Tanto afecto le tenemos. Es una madre bella y luminosa. Cuando estoy en presencia de su Demanda, le froto la pancita pidiendo wawa. Yo bromeo con Ella pidiendo el varoncito. Mi señora me reclama diciéndome “chistocito estás, cuidado te haga caso”.  Sé que La Linda es fiesterita, quiero decir, todo el año espera con ansias su día. En la víspera, las “linditas”, sus devotas más cercanas, la visten de gala, hablan con Ella, diciéndole que tenga paciencia, que la están arreglando para su fiesta. Pero le dicen que este año será diferente, que no habrá procesión por la pandemia. ¿Cómo habrá tomado La Linda la noticia? Seguro que las “linditas” no muy bien, porque también les gusta la alegría de la fiesta, como buenas hijas de La Linda.  Recuerdo a La Linda en las procesiones

Un milagrito más del Taytacha Temblores

No tengo idea desde qué año sale en procesión el Señor de los Temblores, nuestro Patrón Jurado. Sé que su primer encuentro con la población cusqueña fue cuando llegó desde Mollepata, a mediados del siglo XVI. Se trataba de un Cristo rústico, hecho con manos devotas más que artísticas. Los mollepatinos nos hicieron el cambiazo, ya que se quedaron con la imagen original, un regalo del Rey que venía de España. El milagro más conocido del Taytacha Temblores sucedió en 1650, cuando aplacó un terremoto. La gente lo sacó en procesión y suficiente, finito, todo se calmó. Esta escena me hizo recordar cuando Jesús, en medio de una tormenta marítima, dormía plácidamente. Sus discípulos lo despertaron asustados. Él calmó los mares con su potente voz y luego increpó a los suyos por la falta de fe. Fin de la tormenta (Mc 4, 35-41). El otro milagro, no tan conocido, sucedió en 1720, cuando una epidemia llamada "tabardillo" asolaba la ciudad. El contacto con las pulgas trajo fiebres a